Es sinónimo de muerte. Sus víctimas
preferidas son los adolescentes y jóvenes, justamente los que constituyen el
futuro de un país. Hace tiempo que la droga se ha extendido a todos los niveles
sociales, llegando incluso hasta las escuelas. En Tucumán, el consumo avanza a
paso redoblado. El jueves pasado, una madre de 53 años, que vive en el Barrio
11 de Marzo, llamó desesperada a la
Policía para pedir que detuvieran a uno de sus seis hijos,
que estaba enajenado bajo efectos de alguna sustancia ilegal. Los agentes
tuvieron que solicitar refuerzos y forcejear con un hermano del muchacho, a
quien también detuvieron por desacato.
La vecina cree que su hijo obtiene la droga en la escuela o en el barrio. Contó que este no quiere ir al psicólogo y que en varias oportunidades le robó plata para comprar las sustancias. "Todo el tiempo nos exige que le demos plata. No quiero que él esté preso, pero no entiende. Y te juro que prefiero que Dios se lo lleve a que cometa un error. No quiero que su vida se arruine", dijo atormentada a nuestro diario.
La Secretaría
de Programación para la
Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico
(Sedronar) divulgó este año un relevamiento que determinó que el consumo de
sustancias ilegales se ha incrementado de manera preocupante entre los
estudiantes de colegios secundarios. El informe indicó que en la última década
se triplicó el consumo de marihuana y se duplicó el consumo de alcohol. En
2011, el 12% de los alumnos consultados admitió haber consumido sustancias
prohibidas por lo menos una vez. Entre los alumnos de 17 años o más, el índice
se elevaba al 20%, lo que significaba que dos de cada diez estudiantes
egresaban del colegio secundario habiendo probado alguna droga ilegal. El
relevamiento de la Sedronar
se efectúa cada dos años desde 2001 en todo el territorio nacional. Ese año
reveló que el 5,2% de los alumnos habían consumido drogas.
Las posibilidades para la recuperación de los adictos son muy pobres en Tucumán. El Estado dispone del centro "Las Moritas", ubicado en Los Nogales, cuya capacidad es para 21 personas mayores de 18 años sin causas penales. En el hospital Avellaneda, funciona el Servicio de Prevención y Asistencia de las Adiciones, donde se reciben 600 consultas mensuales y el tratamiento es ambulatorio. En los últimos meses, se triplicó el personal para atender la demanda creciente.
Da la impresión de que este grave flagelo social no ocupa un lugar importante en las prioridades del Gobierno. En abril de 2010,la Legislatura sancionó
por unanimidad la primera ley general para la prevención y asistencia a las
adicciones que prescribe la constitución del Consejo Provincial de las
Adicciones con representantes de todos los sectores del Estado: Educación,
Salud, Seguridad, Desarrollo Social, ONG, universidades, pero aún no se
conformó. ¿Cuál será la razón de la dilatada mora? ¿Cuáles serán los
obstáculos? ¿Intereses creados?
Difícilmente pueda combatirse el consumo de droga sin una política de Estado abarcadora, donde confluyan las áreas de educación, salud, cultura, deportes, seguridad que contemple además un trabajo de contención con los sectores de la comunidad más afectados. Son necesarias instituciones para la recuperación de los adictos; con tratamientos ambulatorios difícilmente puedan salir adelante. ¿Hasta cuándo seguiremos mirando a otro lado y tirando la tierra bajo la alfombra?
La vecina cree que su hijo obtiene la droga en la escuela o en el barrio. Contó que este no quiere ir al psicólogo y que en varias oportunidades le robó plata para comprar las sustancias. "Todo el tiempo nos exige que le demos plata. No quiero que él esté preso, pero no entiende. Y te juro que prefiero que Dios se lo lleve a que cometa un error. No quiero que su vida se arruine", dijo atormentada a nuestro diario.
Las posibilidades para la recuperación de los adictos son muy pobres en Tucumán. El Estado dispone del centro "Las Moritas", ubicado en Los Nogales, cuya capacidad es para 21 personas mayores de 18 años sin causas penales. En el hospital Avellaneda, funciona el Servicio de Prevención y Asistencia de las Adiciones, donde se reciben 600 consultas mensuales y el tratamiento es ambulatorio. En los últimos meses, se triplicó el personal para atender la demanda creciente.
Da la impresión de que este grave flagelo social no ocupa un lugar importante en las prioridades del Gobierno. En abril de 2010,
Difícilmente pueda combatirse el consumo de droga sin una política de Estado abarcadora, donde confluyan las áreas de educación, salud, cultura, deportes, seguridad que contemple además un trabajo de contención con los sectores de la comunidad más afectados. Son necesarias instituciones para la recuperación de los adictos; con tratamientos ambulatorios difícilmente puedan salir adelante. ¿Hasta cuándo seguiremos mirando a otro lado y tirando la tierra bajo la alfombra?
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